El Santo Sacrificio de la Misa

El pecado tiene repercusiones por lo cual genera una deuda temporal. La confesión sacramental libra de la culpa, pero no produce retribución por la deuda adquirida. La Justicia Divina requiere reparación exacta de la deuda. Usualmente, la penitencia que impone el ministro no es suficiente, porque el ministro desconoce la magnitud de las repercusiones de los pecados que se confiesan ni tampoco son perfectos como los santos del Cielo en su juicio ni son omniscientes para juzgar al penitente a su interior. La indulgencia es como un tesoro espiritual de donde la Madre Iglesia, con la sobreabundancia de la Gracia de su Místico Esposo, saca del tesoro para suplir por el remante de la deuda de sus hijos. A esto se le llama Indulgencia. La indulgencia no es el perdón de los pecados, sino la retribución por lo que haya quedado sin pagar luego que el penitente haya sido perdonado y hecho su penitencia. De esta manera se satisface por completo la Justica Divina. La indulgencia solo se puede recibir en estado de Gracia luego que se hayan cumplido las condiciones establecidas por la Iglesia para recibirse (ver libro my Catholic Faith, pagina 319 para más referencias).

El grado de contrición del individuo también aporta a la deuda por el pecado. Entonces, aunque el sacerdote haya dado a perfección una penitencia por los pecados confesados para satisfacer la Justicia Divina, si la contrición es insuficiente, entonces todavía queda algo por pagar. Las indulgencias borran esos remantes que ni tú ni el sacerdote conocen que hay pero que Dios lo lleva en la cuenta y que será presentada ante el Tribunal de Jesucristo. Por eso los santos temblaban al pensar en el Juicio. En ese momento cumbre de tu existencia, no habrá misericordia, el tiempo para la misericordia es ahora cuando vives. Lo que debes, los va a pagar, ya sea con las buenas obras de la Fe, las indulgencia y oraciones de tus amigos y seres queridos - siempre que no hayas tenido la mayor desgracia de morir en pecado mortal. Si te hayas insuficiente entonces pudieras pasar por las llamas purificadoras del purgatorio donde se puede sufrir lo mismo que en el Infierno. Nada manchado puede subir al Cielo (Apocalipsis 21:37, S. Lucas 12:58-59). El purgatorio es un lugar terrible.