El Juramento Anti-Modernista
El Santo Sacrificio de la Misa
De la Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia
El Santo Sacrificio de la Misa es el don más grande y regalado que jamás se pudiera hacer, puesto que con esto el Dios Único y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo se da a si mismo para la redención de la raza humana caída y merecedora de la destrucción. “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que creyera en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (S. Juan 3:16). Así pues, el Verbo de Dios se hizo hombre para ser inmolado para expiación del los pecados, cuyo acto de amor es fuente de un tesoro infinito, inagotable, inalcanzable, inigualable e inmerecible. Jesucristo, el Cordero sin mancha, se nos da así mismo en las especies del Pan y Vino, para que seamos Uno con Él, así como el es Uno con su Padre, en una común unión de perfecto amor, para que las puertas de cielo, cerradas por el pecado, se nos fueran abiertas de nuevo.
Dios, en su infinita sabiduría sabía que el ser humano no cesaría de pecar debido su inclinación al mal, producto del pecado original. Por esto, Dios en su inefable amor mediante el Sacrificio Único de Jesucristo en el Calvario, nos permite renovar su amistad mediante la transustanciación de las especies de Pan y Vino en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Así, un Santo Sacrificio incruento agradable a Dios se nos facilita para ser presentado como oblación propiciatoria para la remisión de los pecados que continuarán hasta el Día del Gran Juicio.
Jesucristo, constituido Sumo y Eterno Sacerdote entró en el Lugar Santo de Dios en los Cielos con su propia sangre como propiciación para la expiación de los pecados del Mundo, o sea los de la humanidad en conjunto. De similar manera sus sacerdotes en su constituida Iglesia, cimentada sobre la roca de Pedro, entran el lugar sagrado de Dios en la tierra para ofrecer el Augusto Sacramento del Altar y así reparar el laso de amor de Dios con el género humano, roto o dañado por los pecados. Y en esto consiste el plan salvífico de Dios, Él es el Pan Vivo bajado del Cielo, quien lo coma dignamente tendrá Vida, y el que no se traga su propio castigo (1 Corintios 11:24-34).
¿Cuánto más nos puede dar Dios? ¿Cuánto más se puede hacer por el ser humano? Dios es indudablemente amoroso. Pero su Gloria no se la cede a nadie, el Señor es un Dios celoso, Dios de orden y justicia. "Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza" es el primer mandato divino. Entonces: ¿será posible amar a Dios sobre todo y dar de las sobras? ¿Será posible con actos externos ofrecer lo mundano por culto Divino? ¿Cómo es que el fruto de la perfidia sea lo mejor las primicias? ¿Cómo puede ser que La Santa Misa, que es mayor la manifestación del Amor Divino se cambie de lo Santo a lo profano para agradar al mundo? "¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad con el Mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios." (St 4:4). ¿Cómo se puede llamar válida a una misa creada por 5 pastores Protestantes y enemigos que la confirman y proclaman para toda la Santa Iglesia? ¿Y cómo se pueden llamar válidos y legítimos a aquellos que no recogen, pero si desparraman? He aquí la gran incongruencia e incoherencia respecto a la Misa Novus Ordo, que ni es Católica ni es misa.